Nadando en un cubo de acelgas

Ficha técnica
Título: Nadando en un cubo de acelgas
Autora: Sandra Pequerul
Editorial: Círculo Rojo
Nº de páginas: 332

SINOPSIS

Entonces llegó el momento de explicarle toda la historia, pero no por encima, sino la versión completa, para que así pudiera llegar a comprender el motivo por el que todo aquello estaba sucediendo. Era mi culpa y yo no podía evitar acusarme a mí misma por todo lo ocurrido, pero decidí confiar. Confiar era precisamente lo que no había hecho durante toda mi vida, así que aquella
situación tan descabellada era el momento ideal para comenzar a hacerlo.

¡Hola! ¡Felices fiestas! Hoy os traigo la reseña de Nadando en un cubo de acelgas, un libro que leí hace ya algunos meses y que por ello pido perdón a la autora por no haberlo reseñado antes, y lamento no haberlo hecho porque la verdad es que fue una historia que me sorprendió positivamente. 

La historia comienza presentándonos a Blanca, la protagonista de esta historia. Empieza mostrándonos un poco la forma de vida del personaje y su forma de pensar. Ese día en concreto Blanca ha quedado para desayunar en una bonita cafetería de Barcelona con su mejor amiga Aurora. Cuando sale de allí, las casualidades de la vida hacen que conozca a Daniel, lo que desencadenará toda la historia a partir de aquí y la presentación de diversos personajes que intervendrán en la ajetreada vida de Blanca. 

No os voy a contar más acerca de la trama porque la originalidad del libro merece que no cuente absolutamente ningún detalle más de los imprescindibles. Daniel es un personaje que entraña un poco de misterio al principio y no conseguí librarme de esa sensación de que oculta algo hasta que poco a poco se van descubriendo cosas. A mitad del libro, la historia da un giro inesperado y nos cuenta otra historia aparentemente diferente, con otros personajes y otros sucesos. A medida que avanza la novela, vemos que estas diferencias no son tales, y que los protagonistas de ambas partes de la historia están íntimamente relacionados y que guardan un secreto. 

Al principio se me hizo muy confuso todo, no conseguía ubicarme bien dentro de la historia y eso hacía que no siguiese el hilo de la novela de la mejor manera. Sin embargo, la narradora "me decía" todo el tiempo que la impaciencia no es una virtud, y que no hay que querer saber el desenlace inmediatamente; todo se descubre a su tiempo. Y de esto mismo nos habla la novela, de confiar y dejarse llevar, confiar en que todo va a salir bien y que habrá un desenlace feliz a cualquier problema que se plantee. El título no tiene un especial significado dentro de la historia, por lo que pude apreciar, pero sin embargo sí alude a la magia y a las cosas imposibles que dejan de serlo un poco cuando confiamos. 

La pluma de la autora me ha gustado, tiene una forma de escribir muy dulce y cotidiana, no utiliza lenguaje rebuscado ni descripciones extensas. Me ha faltado quizá más diálogo del que hay, pero aun así no me he aburrido leyéndolo. Los capítulos son bastante cortos y todos tienen un título que representa un poco lo que va a ocurrir en el transcurso de ese capítulo. El narrador es omnisciente y en tercera persona, en pasado. De este modo conoceremos de una forma más amplia a los personajes y sus sentimientos. 

La originalidad de la historia es lo que más me ha sorprendido de forma grata: trata un tema tan bonito y etéreo, por decirlo así, de la sociedad y de los sentimientos humanos que no he podido evitar sentirme identificada, sobre todo con Blanca. Al mismo tiempo, mete todo este significado dentro de una historia de magia y sucesos fantasiosos que dan un aura de intriga a la novela bastante palpable. 

El final de la novela ha sido un poco rápido, pero aún así ha sido entrañable y ha explicado bien todo el hilo argumental, el por qué de las dos historias y el punto en el que se relacionan. 

En definitiva, Nadando en un cubo de acelgas es una novela tierna y con un trasfondo de significado que es muy fácil de detectar y entender, y que presenta a unos personajes con los que es fácil empatizar y encariñarse. 

"¿Por qué estábamos empeñados en que aquello que escapaba a nuestros sentidos no era real?, ese me parecía, desde luego, un pensamiento muy egocentrista. El no tener la suficiente capacidad para ver cosas hermosas no daba derecho a nadie de tacharlas como irreales".

"Los sentimientos son algo que nace del alma y al alma la magia no puede llegar"

"Era cierto aquello que decían de que la verdadera felicidad se hallaba dentro de nosotros mismos, pero más cierto era aún que el hecho de tener a personas inspiradoras al lado aumentaba ese sentimiento. La felicidad compartida se multiplicaba y las penas, si eran al lado de alguien especial, se hacían más pequeñitas". 

Mi puntuación

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4/5