Las hijas de la tierra

Ficha técnica
Título: Las hijas de la tierra
Autora: Alaitz Leceaga
Editorial: Ediciones B (Penguin Random House)
Nº de páginas: 558

SINOPSIS

Una tierra maldita

La Rioja, 1889. Hay quien dice que una maldición se cierne sobre los viñedos de la finca Las Urracas, secos desde hace años. Mientras las grandes bodegas de la región comienzan su edad dorada, Gloria -la joven hija del propietario- languidece en la vieja mansión familiar viendo aproximarse otro otoño sin cosecha.

Una mujer dispuesta a luchar por el poder

Sometida a la autoridad de una tía cruel y un padre ausente, Gloria verá cambiar su vida de un día para otro cuando tenga que ponerse al frente del negocio familiar. Comenzará entonces una larga batalla que la enfrentará a los bodegueros y caciques locales, que no conciben tener como rival a una mujer. Y menos a una que pone en duda sus viejos privilegios.

Un gran misterio que debe salir a la luz

Con la ayuda de sus hermanas, Gloria luchará por recuperar el esplendor de sus viñedos, al tiempo que se adentra en los secretos que esconden las habitaciones cerradas y los campos muertos de Las Urracas.

¡Hola! En esta ocasión os traigo la reseña de una autora que he tenido el placer de leer este año y que me ha encantado. Las hijas de la tierra es el testimonio brillante del poder de la mujer, el feminismo y la demostración de que siempre hay esperanza para una vida. 

Esta novela nos cuenta la historia de tres hermanas con el pelo rojo como el fuego, la piel blanca como la nieve y las mejillas llenas de pecas. Por ello, y porque tiempo atrás, cuando la madre de las tres hermanas, también de pelo rojo brillante, nació, un terremoto sacudió la tierra e hizo que la presa del pueblo se derrumbase y asolase el pueblo de San Dionisio. Desde entonces, se cree que la familia Veltrán-Belasco está endemoniada, y que las mujeres de esta familia tienen el demonio dentro. Cuando crecen, las hermanas temen las miradas y burlas del pueblo, por lo que viven bastante recluidas en la vieja mansión Las Urracas, a la espera de que algún año la cosecha florezca. Rafael, el hermano de las tres chicas, vive atormentando a Gloria, la mayor, haciéndole creer que necesita de su protección para salir adelante y no ser aplastada por la sociedad masculina de la época. Hasta que un acontecimiento funesto hace que Gloria, junto a Teresa y Verónica, herede la finca Las Urracas con todo lo que hay dentro. Se inicia así una batalla entre los hombres que se aferran a su poder y privilegios y las mujeres que se esfuerzan por salir a flote en una sociedad donde la opinión de la mujer no valía nada. 

No os contaré nada más. La verdad es que esta novela me ha sorprendido muchísimo. Al principio, el tema de las viñas y la ambientación histórica no me llamaban nada porque el género no es muy amigo mío, pero la editorial me envió el ejemplar por error y me lancé a leerlo, ya que había escuchado cosas muy buenas tanto del libro como de su autora. Y tenían razón, este libro es una maravilla. 

Lo primero que quiero destacar es la pluma de la autora y la maravillosa ambientación que ha creado. La forma de escribir es pausada, pero al mismo tiempo avanza inexorablemente en la historia y eso ha hecho que me enganchase muchísimo todo lo que iba pasando. Las descripciones que hace la autora me han parecido muy buenas, no escatima en detalles sobre el pueblo, la finca, las vestimentas, cómo son físicamente los personajes y la época en que todos ellos conviven, así como las costumbres y los prejuicios sociales que en ella había. Me ha gustado muchísimo la ambientación que logra crear alrededor de la mansión, las tres protagonistas y los secretos de la familia. Hasta el punto en que puedes sentir el viento y la arena árida. Además, el misterio que la autora le da a la mansión me ha parecido sublime, el efecto que consigue cuando lees, esa sensación de oscuridad, de las sombras que acechan en las esquinas de esa mansión y los ruidos extraños que se aprecian por las noches. 

Los personajes están muy bien construidos y dotados de una caracterización compleja y marcada que me ha permitido conocerlos muy bien a lo largo de la novela, con sus luces y sombras, sus verdades y sus mentiras, lo cierto es que todos los habitantes de San Dionisio tienen algo que esconder. Gloria ha sido mi favorita desde el inicio, desde la primera página de la novela. Es una mujer todo corazón, llena de luz pero también de oscuridad y rencor. Aunque en ocasiones es demasiado impulsiva, ese aspecto del personaje me encantó porque me pareció muy natural. Teresa, aunque he podido conocerla un poco menos que a Gloria, me ha gustado mucho también, es algo más recatada y fría que Gloria, que es todo pasión, pero es una pieza clave para todo lo que está por venir. Con Verónica, la hermana pequeña, he tenido una relación de amor-odio. Por un lado amor, porque es un personaje muy especial, que le aportaba un aire de misterio a la familia, a la mansión y a todo que me encantó y no podría prescindir de ella en la historia tal y como la conocí. Pero por otro lado, la odié un poco porque la autora introduce en ella un recurso que, aunque a veces me encantaba, otras veces me "estropeaba" las sorpresas o giros que ha tenido la historia, puesto que las premoniciones de la chica me contaban o me permitían adivinar con excesiva facilidad lo que iba a ocurrir en las próximas páginas. Aunque en una ocasión me equivoqué acerca de una de las premoniciones, en el resto de veces me fastidiaba un poco esta característica del personaje. Otro personaje que me gustó muchísimo fue Diana la vinatera, un personaje que desde el inicio se ganó mi corazón con su pasión por el vino, por las uvas, la recolecta, con su carácter desobediente para con la sociedad en la que vive, sarcástica en ocasiones y con un corazón enorme. Los personajes que más he odiado de la novela son dignos de mencionar también, ya que creo que la autora ha hecho un gran trabajo en su construcción, ya que, los odies o los quieras, dejan la profunda marca de su paso por las vidas de las protagonistas y tienen una caracterización amplia y profunda, adentrándonos en la maldad del ser humano y en cómo pueden llegar a ser las mentes retorcidas que buscan hacer el mal. 

"Diana se rio en voz alta y su cuerpo lleno de curvas y sin corsé se rio con ella. Había pasado toda mi vida aprendiendo a reírme en voz baja y sin molestar, "como hacen las señoritas", solía decir la tía Angela. Pero a Diana no le importaba molestar. No le importaba ser oída". 

"Era mucho más fácil creer en demonios de dedos afilados que aceptar que tu propia familia esperaba que sufrieras sin rechistar".

La novela está narrada en primera persona del pasado, desde la perspectiva de Gloria. Ella será quien cuente toda la historia de Las Urracas, la maldición y cómo se dieron cuenta de que los demonios no estaban dentro de ellas, sino fuera. Y son mucho más peligrosos cuando se ríen, caminan bajo el sol y pierden la apariencia demoníaca. 

"El dolor se cuela hasta por las rendijas más pequeñas y se instala ahí. Anida en las grietas oscuras. Crece, crece y crece como un animal hambriento que se alimenta de todo lo demás, devorándolo. Hasta que sólo queda él; el dolor".

"Incluso en un paisaje como este puede esconderse algo maligno, a plena vista de todos. No creas que estás a salvo de los demonios solo porque luzca el sol, al contrario. Las criaturas malvadas prefieren esconderse en la oscuridad, pero también viven a sus anchas bajo la luz del sol más brillante". 

La trama me ha gustado muchísimo, todos los secretos de la familia se van desvelando poco a poco, sin prisa pero sin pausa, hilando todos los detalles unos con otros hasta que todas las piezas empiezan a encajar, y me ha alucinado la manera en que todo se ha relacionado y las metáforas que la autora incluye en la historia y todos los símiles que hace alrededor de la figura del demonio y lo que significa realmente el demonio en la vida de estas tres mujeres y en esta sociedad en concreto. Aunque ha habido ciertas cosas que no me han terminado de convencer porque he echado en falta más desarrollo sobre todo en uno de los personajes que aparecen de la mitad de la novela en adelante, y que la autora ha mantenido como una incógnita hasta terminar el libro, a pesar de tratarse de un personaje de gran importancia en la vida de las tres hermanas. A pesar de la brillantez de la trama, hacia el final de la novela lo que parecía una batalla épica y una resolución ardua y bestial para la problemática central de la trama, he sentido que se resolvía con demasiada facilidad, el final ha sido un poco precipitado para mi gusto, y algunas cosas no han sido explicadas de modo concienzudo, de manera que he encontrado un poco inverosímil la resolución que la autora le da a la historia. A pesar de ser un final flojo, igualmente me ha gustado mucho conocer el desenlace de las hermanas y conocer su destino, que sin duda me ha parecido acertado y precioso. 

"Siempre es cuestión de saber qué incendio provocar en cada momento".

"Las penas son como las estaciones, mi querida Gloria. Parece que se quedarán con nosotros para siempre pero al final siempre se van. Y presiento que este invierno interminable que has vivido está a punto de dejar paso a la primavera".

En definitiva, Las hijas de la tierra es una novela maravillosamente bien escrita, muy bien construida, una crítica a la sociedad de la época, un homenaje a la empoderación de la mujer y tres protagonistas que se han ganado mi corazón. La pluma de Alaitz es lo más precioso que he leído este año y un todo un descubrimiento. La voy a seguir en publicaciones futuras sin ninguna duda, además de leerme pronto su otra novela, El bosque sabe tu nombre. Los demonios están fuera, y son más peligrosos que los propios. Me ha encantado.

Mi puntuación

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4'5/5